Traducciones oficiales: diferencia entre traducción certificada, traducción jurada y traducción notarizada
Si tienes que presentar una traducción con carácter oficial (para una autorización, una beca, un proceso judicial, etc.) es muy importante saber qué servicio necesitas.
Mejor preguntar que lamentar
Estos consejos te pueden ahorrar tiempo, dinero y disgustos. Antes de solicitar tu traducción, asegúrate de lo siguiente:
- Averigua exactamente (por escrito) qué tipo de traducción tienes que presentar
- Contrata exactamente el servicio que necesitas (también por escrito).
- Confirma que las credenciales del traductor sean adecuadas y válidas.
- Apostilla y obtén todos los sellos y firmas antes de enviar a traducir el documento.
- Ten preparados todos los documentos a traducir y envíalos juntos (así evitarás los costos mínimos y reducirás la logística y los costos de envío).
- Busca los documentos en formato digital editable (con texto que se puede copiar y pegar).
- Aporta (o, al menos, ofrece) documentación de referencia.
- Prepara todo con tiempo.
¿Qué necesitas?
Tu proveedor de traducciones te puede asesorar, pero en última instancia es tu responsabilidad averiguar qué tipo de traducción será necesaria.
Por ejemplo, hay casos en que los consulados piden traducciones juradas, pero no hace falta que estén legalizadas. A veces es necesaria una traducción certificada y en otras ocasiones una traducción notarizada alcanza.
En algunos de los casos, el traductor da fe de que la traducción es fiel al documento en el idioma de origen y para garantizarlo tiene que ver el original en formato papel y adjuntar la traducción a él (se suelen sellar las páginas de tal manera que no sea posible intercambiarlas).
Te recomendamos que confirmes los requisitos por escrito con el destinatario de la traducción y te asegures de que tu proveedor de traducciones pueda cumplirlos.
Traducción jurada
La traducción jurada es realizada por un traductor profesional recibido de acuerdo con los planes de estudios oficiales, quien además debe estar matriculado en un organismo reconocido por el gobierno (como el Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires, en Argentina).
Para que la traducción tenga validez legal, el traductor tiene que haberse matriculado y estar al día con sus obligaciones (no alcanza con que se haya recibido de traductor). Te recomendamos que consultes con el organismo correspondiente que figure en sus listados y esté habilitado para el par de idiomas que necesitas.
La legalización es la certificación de la firma del traductor por el organismo competente reconocido por el gobierno (este tipo de traducción es obligatoria en algunos países para ciertos documentos, como certificados de nacimiento, académicos y ciertos documentos legales).
¿Qué es apostillar?
Apostillar es legalizar el documento original. No confundas la legalización del documento con la de la traducción. El apostillado lo realiza el gobierno y se debe hacer antes de traducir, para que el traductor pueda incluir esa información en la traducción. De otra forma, el documento tendrá información sin traducir y puede ser rechazado por el destinatario.
Traducción certificada
Por traducción certificada se entiende aquella realizada por un miembro de un organismo profesional competente, certificado para ese par idiomático. Algunos de estos organismos son la American Translators Association (ATA) en EE. UU. o el Institute of Translation and Interpreting (ITI) en el Reino Unido.
Para estar certificado, el traductor debe aprobar un examen en el par idiomático correspondiente, estar al día con las cuotas de ese organismo y cumplir con los requisitos de actualización continua.
Asegúrate de que su certificación esté vigente y corresponda específicamente al par de idiomas que necesitas (un traductor puede estar certificado para traducir del inglés al español, pero no del español al inglés). Las agencias de traducción serias no solo se ocupan de verificar estos requisitos, además seleccionan traductores especializados en el tema a traducir.
Traducción notarizada
Para la traducción notarizada, un notario o escribano valida la identidad de quien llevó a cabo la traducción (pero no sus conocimientos). Estas traducciones suelen ir acompañadas por una declaración del traductor sobre su conocimiento del idioma de origen y destino, aunque eso no convierte a la persona en un traductor certificado o acreditado.
La necesidad de estos servicios y los protocolos asociados varían en los distintos países, según el tipo de documentación y el uso que se le vaya a dar.
¿Cuánto demora?
Las traducciones llevan tiempo (ya escribiremos más sobre esto) y si hay que obtener los originales en formato papel, llevarlos a certificar y devolverlos al cliente puede haber demoras imprevistas. Ten en cuenta que si el par idiomático es raro, puede ser difícil encontrar un traductor jurado o certificado. En ciertas fechas los organismos estatales y centros de certificación pueden estar cerrados por vacaciones, etc.
¿Cuánto cuesta?
Además de los honorarios por la traducción en sí (que dependen de los idiomas, la complejidad de los textos y su longitud), puede haber costos asociados como los de legalización o notarización, y de envío de los materiales en formato papel cuando es necesario.
También puede haber costos por recrear el formato (maquetación o DTP) y trabajos urgentes o en días festivos o feriados.
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